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Tips para educar a un perro

Tips para educar a un perro
  • Concienciar a toda la familia

Nada mejor que preparar el terreno para la llegada del nuevo miembro peludo. Es importante determinar los diferentes papeles que tendrá cada familiar a la hora de educar a mi perro y convivir con él. La disciplina es la misma tanto para unos como para otros. Por ejemplo, sí una de las normas es la de dar de comer al perro a una hora determinada, nadie debe ofrecerle algún alimento entre horas.

  • Estudiar su comportamiento en profundidad

Cada cachorro es diferente y puede no actuar como esperas. Cada uno de ellos necesita por tanto un adiestramiento específico en consonancia con las características y la actitud del animal. Un ejemplo podría ser el caso del perro que intenta morder su propia cola. Una conducta extraña que puede producirse por algún motivo físico o psíquico que es posible tratar pero también prevenir.

  • Reglas claras y básicas

Los perros necesitan reglas fáciles de asumir y de seguir desde el primer momento para captar rápido su atención y que las cumplan poco a poco. Una regla clara podría ser la de no comer de la mesa, por lo que lo más conveniente sería no ofrecerle nunca de nuestro propio plato.

  • Recompensas, premios y reprimendas

Puede llegar a ser muy difícil, por no decir imposible, educar a un cachorro sin ninguna recompensa a cambio. La comida suele ser el elemento de deseo por parte de estos pequeños perros en usarse como estímulo hacia ellos en los momentos en los que no quieren o no se sienten con fuerzas de cumplir alguna norma.

Es obligatorio ser conscientes de que el premio en forma de alimentos debe tener un tamaño muy medido, ya que el animal no puede comer una gran cantidad en escasos márgenes de tiempo, por su salud y bienestar.

  • No sobrepasar el ejercicio ni la duración de la sesión

Es conveniente mantener un ritmo de sesión cómodo y adaptable para el cachorro, con juegos que el propio dueño puede inventar y disfrutar junto a su mascota.

Los descansos son fundamentales si aparece cansancio físico o aburrimiento en el animal. Si es al propio humano al que le llega la pesadez, lo mejor será parar y continuar en la próxima sesión. Para evitar este tipo de sucesos, es recomendable utilizar períodos de tiempo que no sobrepasen los 15 minutos.

  • Controlar sus necesidades y sus horarios

El entrenamiento de las necesidades fisiológicas se antoja fundamental para obtener un control desde el comienzo. Cachorros de tan solo tres meses de vida no son capaces de tener un dominio absoluto sobre su vejiga y sus intestinos, lo que puede provocar desafortunados accidentes en cualquier lugar. No debemos reprender severamente si este tipo de situaciones se producen, ya que puede minar la moral del animal. Es necesario comprender que la mayoría de los perritos necesitarán al menos seis meses de adiestramiento para llevar a cabo sus necesidades donde corresponda.

Estos pequeños perros solo pueden aguantar sin miccionar o defecar durante un número de horas, que dependen de los meses de edad que tengan. Es decir, un cachorro de cinco meses, no debe estar en el interior de algún establecimiento o en su propia casa más de cinco horas, salvo si se trata de un horario nocturno, en el que mientras duermen les ocurre como a los humanos, y sus funciones permiten aguantar más tiempo que durante el día. Aunque eso sí, hasta que tengan cuatro meses, los cachorros no podrán estar una noche al completo sin necesidad básica alguna.

  • Salir a tomar el aire

Además de salir de manera obligada cada cierto número de horas para realizar sus necesidades, los perros necesitan aire fresco cada poco tiempo. Los jóvenes cachorros tienen que ir al baño cada media hora aproximadamente, y los perros adultos con un físico estable, necesitan salir a la calle y pasear para cambiar de ambiente y respirar otro aire. Por la mañana, tras el almuerzo y antes de dormir serían las tres salidas más adecuadas.

  • Crear su lugar del hogar, sin prohibirle espacios de la casa

Para los cachorros, es realmente importante el que puedan disfrutar de un área ‘infantil’ como si de bebés humanos se trataran. Un área que pueda cercarse donde puedan disfrutar de su cama, juguetes, comida y bebida será fundamental para su crecimiento y hábito hacia esa parte de la casa, que se convertirá en su hogar.

Poco a poco y conforme vaya pasando el tiempo, al pequeño perro se le podrá desplazar hacia otras partes de la casa, siempre con cuidado y con la idea clara de que si tiene un accidente, es necesario recriminarle en el momento en que ocurra, no un rato más tarde, pues no sabrá a qué te refieres. El regreso a su ‘casita’ es el punto y final del viaje.

  • Dejar claro que causa daño al morder

Qué mejor manera de enseñarle que demostrándole que te duele de verdad. Si expresamos una queja moderada, le mostramos la señal de su mordisco en nuestra mano y le ignoramos durante unos veinte segundos cada vez que lo haga, le mostrará que ese acto no es correcto.

Será importante también evitar que se centre en los pies o en otros objetos que podría romper o dañar, ya sean zapatos, muebles, o cualquier pieza de valor. La reprimenda verbal será necesaria para que no se repita con continuidad. Además, también puede usarse otro elemento disuasorio que le distraiga, para que centre su atención en él, como manzanas, juguetes o pelotas.

  • Que cumpla órdenes de movimiento

Todo cachorro debe saber cómo actuar ante órdenes como sentarse, quedarse quieto o ir hacia su amo. La forma más rápida para que sea obediente es guiarle mediante una correa, para que esté al tanto de los movimientos que se le pidan. Siempre con una recompensa a cambio en forma de comida sin exceso o juguete, si es posible.

Una vez que el perro reconozca las palabras ‘mágicas’ ¡siéntate!¡quieto!“ ¡ven!“, hay que pronunciarlas antes de que realmente lo haga, para que se las quede grabadas al mismo tiempo que la acción.